Aunque las probabilidades de enfermar después de utilizar los aseos públicos son relativamente escasas, ¿por qué ibas a arriesgarte? Aquí tienes unos cuantos consejos que te ayudarán a minimizar aún más el riesgo… Es la elección del retrete
Un estudio realizado en 1995 en la Universidad de California en San Diego registró la cantidad de papel higiénico que se utilizaba en los cuatro retretes de los baños públicos masculinos de una playa estatal. Durante las diez semanas que duró la investigación, se descubrió que el 60% del papel se utilizaba en los dos compartimentos centrales, lo que sugería que estos compartimentos eran los más populares y los más utilizados. Siguiendo la lógica de que todos los puestos se limpiaban con la misma frecuencia, los puestos más limpios y menos utilizados deberían ser los de los extremos. Sin embargo, compruébalo tú mismo. Si los de los extremos te parecen especialmente asquerosos, vete a los del medio, los más usados. Ah, y haz un favor a los demás: ¡si ves un asqueroso retrete, díselo a un empleado! Terror en el asiento del váter
Con toda una serie de historias de terror circulando durante años en relación con los asientos de váter de los baños públicos, conviene saber que, según la ex presidenta de la Sociedad Americana de Microbiología Abigail Salyers, no hay por qué preocuparse. “Que yo sepa, nadie ha contraído nunca una E.T.S. del asiento del váter, a menos que mantuvieran relaciones sexuales en el asiento del váter”. Para contraer algo horrible de un asiento de váter, los gérmenes del asiento tendrían que viajar a tu tracto urinario o genital o, alternativamente, introducirse en tu cuerpo a través de un corte abierto o una llaga. Por supuesto, es más fácil que los gérmenes entren en el cuerpo si entran en contacto con las manos, ya que éstas y los dedos podrían transferir los gérmenes a la boca, la nariz o los ojos… qué asco. (Nota para mí: ¡nunca te toques la cara en los baños públicos!) Sin embargo, si aún así te repugna utilizar el asiento del váter, puedes desinfectarlo con una toallita con alcohol antes de sentarte, pero recuerda desecharla de forma responsable. Aunque la gente solía forrar los asientos con papel higiénico, ahora se considera un enorme despilfarro y no es tan higiénico como podría pensarse. Es probable que el papel higiénico contenga gérmenes debido a la última vez que se tiró de la cadena, ya que es probable que los gérmenes aerosolizados del inodoro hayan volado directamente al aire y se hayan depositado en el papel higiénico, ¡qué asco! La mayoría de los retretes públicos no tienen tapa, pero si la tienen, bájala antes de tirar de la cadena para detener la propagación de gérmenes en el aire.
Señoras que se ponen en cuclillas
Otras investigaciones han demostrado que a la mayoría de las mujeres les gusta ponerse en cuclillas o agacharse sobre el asiento del váter para eliminar el riesgo de gérmenes y de tocar el asiento. Pero aquí también hay riesgos, aunque quizá no los que tú crees. En cuclillas, es difícil relajar completamente el suelo pélvico y vaciar la vejiga por completo, lo que podría suponer un riesgo de nuevas infecciones urinarias. Pero dicho todo esto, ponerse en cuclillas es mucho mejor para el cuerpo que evitar por completo ir al baño. La Dra. Doreen Chung, uróloga del Centro Médico Irving de la Universidad Presbiteriana de Nueva York/Columbia, afirma: “Hay pacientes que retienen la orina y luego son incapaces de relajar la musculatura del suelo pélvico para orinar”. Pero si decides ponerte en cuclillas, señoras, por favor, ¡sean dulces y limpien el asiento! Ponerse a mano
Como todos sabemos, es MUY importante lavarse las manos después de ir al baño, sobre todo en los baños públicos. Pero un simple lavado rápido no basta. Para lavarte las manos eficazmente y eliminar los gérmenes, tienes que asegurarte de que prestas atención y te lavas a conciencia, incluyendo el dorso de la parte superior de los dedos y lavándote hasta la muñeca. El presidente del Comité de Salud Pública de la Sociedad de Enfermedades Infecciosas de EE.UU., el Dr. Weber, sugiere lavarse las manos durante un mínimo de quince segundos, con agua a una temperatura agradable, ¡para evitar las prisas! Tómate tu tiempo para lavarte las manos y asegurarte un trabajo minucioso. PERO – aquí viene el siguiente paso – ¡recordar no tocar nada después de lavarse las manos! Aparte de la cisterna de la propia cabina, es probable que el grifo sea la siguiente fuente de gérmenes, porque todo el mundo abrirá el grifo después de ir al baño y con, lo has adivinado, las manos sucias. Si tienes un grifo automático, estupendo: adelante, sécate las manos, pero si tienes que parar manualmente el agua que corre, utiliza una toalla de papel para secarte las manos y luego ciérralo antes de tirarlo a la papelera.
Salida, izquierda del escenario
Por último, ¿qué ocurre cuando quieres salir del baño?
Has hecho tus necesidades (con suerte en un puesto limpio) y te has lavado y secado correctamente las manos, pero ¿qué ocurre al salir del baño? Tus manos no permanecerán limpias mucho tiempo si te adelantas y tocas la puerta o giras la manilla. Si es posible, utiliza el hombro, el codo o la cadera para abrir la puerta o, si tienes que tirar de ella, utiliza la toalla de papel de antes. Mejor aún, ¡sal corriendo después de que alguien haya abierto la puerta para entrar! En definitiva, hacer tus necesidades es importante y tienes que ir al baño si la naturaleza te llama. No es frecuente contraer enfermedades en los aseos, pero con un poco más de conciencia general sobre la higiene en los aseos no te pasará nada. Al fin y al cabo, los gérmenes no te pondrán enfermo si no los has llevado contigo. PD: ¡Lávate las manos!