¿Has oído alguna vez el famoso dicho “si no planificas, planificas para fracasar”?
Tener el control de todas las partes de tu empresa es importante si quieres que sea rentable y funcione sin problemas. Esto incluye ser lo más eficiente posible.
Si diriges un negocio físico abierto al público, tienes que asegurarte de que los espacios estén limpios y frescos para poder disfrutarlos, y eso incluye los lavabos. Los locales sólo pueden mantener limpios los lavabos el 100% del tiempo si existe una planificación adecuada para ello.
Hasta el más silencioso de los lavabos necesita un mantenimiento continuo. Los rollos de papel higiénico se acaban, los dispensadores de jabón se secan y los ambientadores necesitan nuevas recargas. Algunos espacios necesitarán más mantenimiento que otros, y los lavabos más concurridos pueden necesitar siempre la presencia de un limpiador. Los lavabos de los aeropuertos son un ejemplo en el que se emplean limpiadores a tiempo completo para mantener las zonas de aseos muy transitadas.
Sin embargo, la realidad sigue siendo que contratar a un sanitario a tiempo completo o incluso a tiempo parcial no es factible para muchos. Entonces, ¿cómo puedes mantener unos aseos fabulosamente limpios y con un olor fresco incluso en tus momentos de mayor actividad? La alternativa es contratar a una empresa de servicios, que se ocupe de tus aseos mensual o trimestralmente y se asegure de que los suministros están abastecidos y en buen estado. En el caso de locales más pequeños, quizá puedas hacerlo tú mismo.
Planificar sobre una base de 30 o 60 días significará que tienes el control total de tu lavabo. Una vez en marcha, sabrás que no habrá lagunas y, lo que es mejor, se podrán fijar los costes.
Una pantalla de urinario de 30 días, por ejemplo, significará que un urinario estará perfumado y protegido de las salpicaduras durante los 30 días completos, hasta que llegue el momento de que el personal de servicio lo cambie por uno nuevo. Cada 30 días, se retirará y cambiará la pantalla del urinario. Esto no significa necesariamente que el urinario no se limpie entre esos 30 días, pero sí que se mantendrá fresco entre una limpieza y otra.
Otros productos pueden armonizarse para que coincidan con el cambio de 30 días: así, una persona de servicio cambiaría la pantalla del urinario y el recambio de fragancia juntos cada 30 días, lo que significa que sólo tendría que visitar el lavabo una vez.
Una pantalla de 60 días tiene aún más ventajas. No sólo requeriría aún menos cambios -lo que supondría un beneficio inmediato y cuantificable para la sostenibilidad-, sino que ocuparía menos espacio en un armario o almacén. Desde el punto de vista de la sostenibilidad, supondría potencialmente menos furgonetas viajando a un destino y menos envases en forma de plástico de un solo uso.
En última instancia, comprar productos higiénicos que ofrezcan un periodo de longevidad de 30, 60 o incluso 90 días significará que puedes sacar el máximo partido de los sistemas en los que has invertido, de forma ágil y rentable.