Lavarnos las manos después de ir al baño se ha convertido en algo tan rutinario que lo hacemos automáticamente, a menudo sin ni siquiera pensar. Pero es importante no olvidar por qué esta sencilla práctica higiénica es tan importante para promover unos aseos higiénicos. Tomemos como ejemplo la crisis del ébola. No sólo fue una perspectiva aterradora para el mundo en su conjunto, sino que también fue una lección fundamental para todos nosotros sobre la importancia de lavarse las manos y mantener una buena higiene. Una enfermedad como el ébola fue un importante recordatorio para los que tenemos acceso a agua limpia y saneamiento de lo afortunados que somos realmente. Según la organización benéfica Water Aid, en Sierra Leona casi el 40% de la población no tiene acceso a agua limpia, lo que deja a familias y comunidades en una lucha desesperada por mantenerse a salvo. La mayoría de los locales de Oriente Medio y sus alrededores comprenden la necesidad de proporcionar los dispensadores de aseo adecuados para satisfacer nuestras necesidades de higiene. Sin embargo, la máxima higiene no siempre es su máxima prioridad.

Lavabos higiénicos – estética

A menudo, la estética se antepone a la higiene en su lista de cosas imprescindibles. Los locales buscan diseños elegantes que realcen el atractivo estético de sus aseos. ¿Y quién puede culparles? Todos queremos que nuestros establecimientos parezcan atractivos. El atractivo visual atrae clientes, y los clientes atraen ingresos. Pero no estamos aquí sólo para hacer que un aseo huela bien y tenga un aspecto bonito. El trabajo del fabricante no consiste en comprometer el atractivo visual con sistemas inseguros: nuestro deber es combinar ambas cosas.

Cuestiones de eliminación

Las cuestiones de eliminación también ocupan un lugar destacado como factor importante para los locales. Ahora se compran productos que puedan eliminarse fácilmente (es decir, que no sean peligrosos y puedan tirarse a la basura normal). El transporte no restrictivo puede ser una ventaja añadida. Además, muchos más establecimientos buscan alternativas más ecológicas a los sistemas de dispensación tradicionales. Los establecimientos sanitarios están naturalmente más preocupados por la máxima higiene, porque a menudo tratan con personas vulnerables, y transmitir cualquier tipo de gérmenes podría ser mortal. Lo mismo ocurre con los establecimientos alimentarios, que deben tener cuidado de no contaminar los alimentos que sirven. Otros sectores, como el ocio y la hostelería, siguen preocupados por la seguridad, pero posiblemente les preocupa más el estilo, la tecnología y estar al día de las últimas tendencias. Quieren asegurarse de que sus dispensadores de aseo tengan un aspecto estupendo y combinen con su diseño moderno.

Qué buscar: dispensadores

Entonces, ¿en qué deben fijarse los locales cuando se trata de dispensadores de lavabos y lavabos higiénicos? Me gusta utilizar cinco palabras con “S”: “seguro”, “sólido”, “sencillo”, “sutil” y “elegante”. La seguridad es, por supuesto, la clave. Como he dicho antes, ¡no estamos aquí sólo para hacer que un aseo tenga un aspecto estupendo para una reseña de TripAdvisor! La máxima higiene es una prioridad absoluta. Características como las bolsas de jabón selladas garantizan una higiene óptima, ya que la bolsa de recambio no se puede abrir antes de introducirla en el dispensador y, por tanto, no se puede contaminar antes de usarla. Los aditivos antimicrobianos reducen la proliferación de bacterias en las superficies y protegen a los usuarios si tienen que tocar un dispensador (por ejemplo, un dispensador de jabón o un contenedor de higiene femenina).

  • Sólido significa que los locales deben buscar productos hechos para durar. La durabilidad es clave, sobre todo cuando un dispensador de aseo va a estar sometido a todo tipo de toqueteos, empujones y agarrones. Los sistemas dispensadores mal fabricados sólo conseguirán romperse y, por tanto, disuadir a la gente de utilizarlos.
  • La sencillez es la clave. Es importante que los dispensadores para lavabos sean fáciles de usar. No sólo sencillos de instalar para una persona, sino sencillos para el usuario final: si necesita instrucciones una vez colocado en la pared, ¡no debería estar ahí!
  • Sutil es asegurarse de que las unidades de higiene estén a la vista, pero sin dominar el espacio. ¿Quién quiere encontrarse con una enorme y fea papelera de higiene femenina rebosante de residuos sanitarios? Muchos fabricantes están diseñando sus productos para que sean lo más discretos posible, sin perturbar el entorno.
  • Elegante es una obviedad. Se acabaron los días en que los voluminosos dispensadores daban al baño un aspecto clínico. Saluda a los baños más elegantes con dispensadores a juego.

Los aseos higiénicos nos mantienen seguros

A todos nos importa lo que hay en el exterior, y es natural que así sea. Pero, la próxima vez que estés en un lavabo, utilizando los dispensadores más chulos que hay, recuerda para qué están ahí realmente. Si no nos mantienen a salvo, son prácticamente inútiles.