Admitámoslo, con una carga de trabajo cada vez mayor, el tiempo es oro para todos nosotros, así que cuando se trata de productos, cualquier promesa de ahorro de tiempo, con una idea “sencilla”, es recibida con los brazos abiertos. El sector del cuidado del aire no es diferente. Los clientes buscan las últimas soluciones de alta tecnología que puedan ofrecer consistencia, fiabilidad y fragancia, pero también que puedan utilizar realmente. En los últimos 10 años, la eliminación de la “fricción” (el nombre que las grandes empresas tecnológicas dan a todo lo que hace que un producto sea más difícil de usar o lleve más tiempo) ha sido fundamental para muchas empresas tecnológicas. Apple es, por supuesto, el ejemplo más famoso, ya que cada nuevo iPhone lanzado es aún más minimalista que el anterior. Entonces, ¿cómo podemos nosotros, como fabricantes, seguir presentando los últimos avances tecnológicos en el sector del cuidado del aire y, al mismo tiempo, mantener la sencillez de uso de los productos? Una de las formas de conseguir productos sencillos pero eficaces reside en los materiales que utilizamos. La sencillez puede lograrse en un ambientador, por ejemplo, mediante un sistema pasivo en el que se requiere poca interacción humana y se puede dejar que el sistema funcione solo. Otra forma es mediante tecnología avanzada de atomizadores. El primer método utiliza un material reciclable de EVA (etilvinilacetato) que sólo necesita flujo de aire para funcionar. Los productos reciclables ocupan un lugar destacado en la lista de deseos de los consumidores y todos podemos beneficiarnos aportando nuestro granito de arena al medio ambiente. Este último método utiliza aceites esenciales en sus recambios que pueden rellenarse mediante una recarga central. Esto es especialmente útil para los usuarios finales en lugares como hoteles y oficinas. Hemos observado un enorme aumento de la demanda de aromas de “estilo de vida” que evocan recuerdos y emociones, ya que los clientes se están dando cuenta de la capacidad de conectar con su público a través del olor. La gente no solo quiere perfumar los aseos, sino también los vestíbulos, las salas de reuniones y los spas. Y si la gente no puede trabajar y rellenar fácilmente un producto por sí misma, acabará buscando otra solución. Esto ocurrió con Jeff Highfield, propietario de las oficinas con servicios de Gloucester House, en Stockton-on-tees, que necesitaba una fragancia ambiental para mejorar su entorno, pero sustituyó los sistemas de ambientación de su edificio porque tenía la sensación de estar cambiando constantemente recargas que eran torpes y difíciles.
Cuanto más fáciles de usar sean tus productos, más los utilizarán tus clientes. Tú, como empresa, ahorrarás tiempo y dinero en formación y asistencia, y habrá menos riesgo de que los productos salgan mal o se rompan cuando la gente esté trasteando con ellos. Si un usuario puede adaptar fácilmente un producto de cuidado del aire a sus propias necesidades, experimentará un nivel mucho mayor de satisfacción con el producto. Esto puede conseguirse mediante una programación inteligente, que ofrezca al usuario opciones para ajustar la intensidad y/o frecuencia de la fragancia, según sus preferencias. Sin embargo, las investigaciones demuestran que la mayoría de los usuarios de tecnología sólo aprenden cuatro o cinco funciones principales de una aplicación, así que, aunque un montón de funciones suene impresionante, es importante que los fabricantes se ciñan a lo básico si quieren evitar complicarse demasiado.
Como se ve en la edición de agosto de la revista británica Cleaning & Maintenance Magazine – páginas 29 y 36.